La plataforma helada, de unos 1.500 kilómetros cuadrados, se ha calentado 2,5 grados en 50 años
Nuevas fisuras se han registrado en la placa de hielo Wilkins. Este hecho puede conducir a la apertura del istmo de hielo que hasta ahora ha evitado que la placa se desgaje de la península antártica. Ese puente de hielo conecta la placa Wilkins con dos islas, Charcot y Latady. Una imagen obtenida por el satélite Envisat el 26 de noviembre, nuevas fisuras (en diferentes colores, en la imagen), se han formado al este de la isla Latady y parecen estar moviéndose en dirección norte, informa la Agencia Europea del Espacio (ESA, en sus siglas inglesas).
Angelika Humbert, del Instituto de Geofísica de la Universidad de Münster y Matthias Braun del Centro de Sensores Remotos de la Universidad de Bonn, ambas en Alemania, han localizado durante sus actividades diarias de seguimiento, nuevas fisuras en la capa de hielo.
"Estas fisuras, que se suman a las que ya existían previamente (en azul en la imagen), amenazan con romper un trozo de hielo que podría causar que el puente pierda su estabilidad y se quiebre", explica Humbert. "Estos cambios recientes están pasando más despacio y más constantemente que los eventos vistos a principios de este año"
En febrero de 2008 un área de unos 400 kilómetros cuadrados se desgajó de la placa de hielo, estrechando el puente de hielo hasta una banda de seis kilómetros. A finales de mayo de 2008, un área de unos 160 kilómetros cuadrados se reompió, y dejó el puente en 2,7 kilómetros. Entre mayo y el 9 de julio de 2008, la placa de hielo sufrió más pérdidas: unos 1.350 kilómetros cuadrados.
La placa Wilkins, una amplia meseta de hielo flotante al sur de Latinoamérica, en la Península Antártica, ha sido estable durante la mayor parte del último siglo antes de que empezar a retirarse en los años noventa. La península ha experimentado un calentamiento extraordinario en los últimos 50 años: 2,5 grados centígrados.
Imagen de la placa de hielo Wilkins, con las líneas de fisura marcadas en colores- ESA / Envisat
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GACETILLA Nº 16 - Año 2008
BOLETÍN DE LA ORGANIZACIÓN METEOROLÓGICA MUNDIAL (OMM) SOBRE LOS GASES DE INVERNADERO, AÑO 2007
(Original, en inglés)
Los niveles de dióxido de carbono en la atmósfera, han alcanzado nuevos y más altos valores.
Ginebra, 25 de noviembre de 2008 (OMM). Los niveles de los gases de invernadero contenidos en la atmósfera, que provocan el calentamiento global, han continuado creciendo. En el año 2007, las concentraciones globales de dióxido de carbono, han alcanzado niveles nunca antes registrados.
Los últimos valores, publicados hoy en el Boletín de la OMM Sobre los Gases de Invernadero 2007, continúan mostrando un ritmo de crecimiento de las emisiones de esos gases, desde la época de la Revolución Industrial.
Los gases de invernadero absorben radiación en el seno de la atmósfera de la Tierra y con ello se produce una elevación de la temperatura. Actividades humanas tales como la quema de combustibles fósiles y la agricultura son los principales emisores de esos gases, ampliamente reconocidos por los científicos como responsables del calentamiento global y del cambio climático.
Aparte del vapor de agua, los cuatro prevalentes gases existentes en la atmósfera que provocan el efecto invernadero, son el dióxido de carbono, el metano, el óxido de nitrógeno y los clorofluorocarbonos. La vigilancia Atmosférica Global (GAW por sus siglas en inglés), de la OMM, coordina la medición de estos gases existentes en la atmósfera, a través de una amplia red de observatorios ubicados en algo más de 65 países.
Los últimos valores medidos, muestran que el contenido de dióxido de carbono ha llegado a ser de 383,1 partes por millón (ppm), con un incremento de 0,5 por ciento desde 2006. También las concentraciones de óxido de nitrógeno han alcanzado en 2007 valores récord de hasta 0,25 por ciento mayores que los del año anterior; el metano por su parte, aumentó en 0,34 por ciento, con lo que superó su mayor valor, que había sido medido en 2003.
Sobre la base del Índice Anual de Gases de Invernadero de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de los Estados Unidos de América, se ha determinado que el efecto de todos los gases de invernadero de larga vida, se ha incrementado 1,06 por ciento con referencia a los años precedentes y en 24,4 por ciento desde 1990. Mientras tanto, los niveles de fluorocarbonos continúan disminuyendo lentamente como resultado de la reducción de emisiones de esos gases, a consecuencia de la aplicación del Protocolo de Montreal sobre Sustancias Determinantes del Agotamiento de la Capa de Ozono.
Desde mediados del siglo decimoctavo, las concentraciones de dióxido de carbono en la atmósfera, han aumentado en un 37 por ciento. El crecimiento de la población y el desarrollo urbano en todo el mundo, continúan siendo causa del aumento del uso de combustibles fósiles tales como petróleo, carbón y gases naturales, los que emiten dióxido de carbono y otros gases que se incorporan a la atmósfera. Al mismo tiempo, la limpieza de tierras para la agricultura, incluyendo la deforestación, determina el ingreso de mayor cantidad de dióxido de carbono en el aire y provoca una disminución de la asimilación de carbono por parte de la biosfera.
Mientras que las concentraciones específicas de CO2 y N2O, siguen aumentando regularmente, el ritmo de crecimiento de las concentraciones del metano ha disminuido durante el decenio anterior, con algunas variaciones de un año al otro. El crecimiento de 6 ppb registrado entre 2006 y 2007, es el mayor aumento del gas metano observado desde 1998.
Es todavía demasiado temprano para poder afirmar con certeza que este último aumento constituye el inicio de una nueva tendencia de crecimiento de los niveles de metano en la atmósfera. Actividades humanas tales como la explotación del petróleo fósil, los cultivos de arroz, la combustión de la biomasa, los aterrizajes y las haciendas de animales rumiantes, contribuyen con 60 por ciento del metano existente en la atmósfera; además, fuentes naturales como son los humedales y los termiteros, son responsables del restante 40 por ciento.
El sostenido éxito del Protocolo de Montreal respecto de la reducción de las sustancias que determinan el agotamiento del ozono, se hace evidente en la declinación de las concentraciones de los clorofluorocarbonos.
En 2010, el Protocolo de Montreal que celebró su vigésimo aniversario en 2007, habrá determinado una reducción del calentamiento debido a los gases de invernadero, con un factor cinco veces mayor que el que se fijara como meta de reducción, para el primer período comprometido (2008- 2012) por el Protocolo de Kyoto.
El Boletín de Gases de Invernadero de este año, es el cuarto de esta serie; los tres Boletines previos, informaron sobre los resultados obtenidos respectivamente en 2004, 2005 y 2006. Estos Boletines proveen información crítica sobre el estado global de la atmósfera en forma concisa, destacando también los avances más recientes en materia de investigaciones y aplicaciones tecnológicas.
La OMM prepara y distribuye los boletines Anuales sobre los Gases de Invernadero, en cooperación con el Grupo Asesor para los Gases de Invernadero de la Vigilancia Atmosférica Global, y con la asistencia del “Earth System Research Laboratory” de la Administración Oceánica y Atmosférica de los Estados Unidos y el Centro Mundial de Datos de Gases de Invernadero de la OMM.
Los datos de las mediciones realizadas, son archivados y distribuidos por el Centro Mundial de Datos de Gases de Invernadero, administrado por la Agencia Meteorológica del Japón.
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