Científicos rusos están elaborando un aparato espacial que ayudará a estudiar el asteroide Apophis. Este cuerpo cósmico puede colisionar con la Tierra en 2036, lo que podría conllevar consecuencias muy graves.
Según explicó el académico Lev Zeliony, director del Instituto de Estudios Espaciales de la Academia de Ciencias de Rusia, en 2029 la trayectoria del asteroide se acercará a la Tierra, y durante el próximo ciclo de su movimiento, en 2036, habrá posibilidad de que choque contra nuestro planeta. Los deterioros que puede causar esta colisión superarían los daños causados por el famoso 'bólido de Tunguska'.
El asteroide Apophis fue visto ya en 2004, y los astrónomos descubrieron que en el período de 2029 a 2036 el astro puede pasar varias veces en la peligrosa proximidad de la Tierra. Para evitar la posible colisión, hay que estudiar al 'enemigo'.
Según el jefe de la Agencia Espacial Rusa (Roscosmos), Anatoli Permínov, la institución está elaborando el plan de prevención de la catástrofe. Para ello ya ha examinado varios proyectos para el desvío del asteroide de su trayectoria e incluso de su completa destrucción.
Como afirma Permínov, según los cálculos en el plazo fijado se puede crear un aparato cósmico especial, que ayude a evitar el percance sin aniquilar el cuerpo celeste produciendo explosiones nucleares.
La elección del medio para la resolución de este problema la harán los académicos rusos. Pero tras la aprobación del proyecto, está previsto atraer a las agencias espaciales mundiales como NASA y ESA a participar en su realización, puesto que será bastante caro llevarlo a cabo.
El director del Instituto de la Astronomía Aplicada de la Academia de Ciencias de Rusia, Andréi Finkelshtein, informó que Roscosmos junto con el Ministerio de Defensa de Rusia empiezan el programa conjunto 'antiasteroide'. Está previsto instalar en uno de los telescopios más grande del país, situado en el Extremo Oriente, un radar especial que recibe las señales reflejados por los cuerpos celestes.
“El 'bólido de Tunguska' mostró que la posibilidad de la colisión de la Tierra con objetos astronómicos, no es una ficción de los científicos, es una realidad”, subrayó el académico.
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